CRITICA VENGANZA 2 (52%)

ESTRENO 05/10/2012


   Hace cuatro años el excelente realizador francés Pierre Morel firmó su carta de presentación al mundo cinematográfico internacional (ya había debutado en el largometraje con la estupenda película francesa Distrito 13) con un pequeño thriller de acción (Venganza) que hizo que, además, viéramos a Liam Neeson como un gran héroe de acción. Cuatro años después, llega la segunda parte de ésta, de la mano de otro realizador surgido también de la “factoría Besson”, como es Oliver Megaton (Transporter 3, Colombiana).

   Como suele ser habitual en estos caso, la explotación de una idea que funciona (Venganza recaudó a nivel mundial más de 200 millones de dólares) prima sobre la buena estructura de un nuevo guion. Éste caso, desgraciadamente, no es la excepción que confirma la regla. El guion de Luc Besson (El gran azul, El quinto elemento) y su estrecho colaborador  Robert Mark Kamen (El beso del dragón, Colombiana) se limita a crear una continuación para las andanzas del personaje de Neeson sin preocuparse de que la credibilidad del personaje siga intacta, como si hacían en la anterior entrega. Lo que en Venganza parecía improbable y se tornaba posible, aquí se convierte en no sólo improbable sino en imposible de creer (por muy ex agente que sea el protagonista).

   Megatón aprende poco a poco a realizar películas de acción (pese a determinados momentos con síndrome de Michael Bay en los que no se centra en mostrar lo que sucede en pantalla) pero está muy lejos de Morel. Lejos de la limpieza en las escenas de acción y del vértigo narrativo que éste desarrollaba en Venganza.

   Liam Neeson (Star wars.La amenaza fantasma, Réquiem por los que van a morir, El hotel de los fantasmas) recupera el personaje de Bryan Mills con más pasión que interés; tanto Maggie Grace (Perdidos, MS1: Máxima seguridad) como Famke Janssen (Rounders, Deep rising. Misterio en las profundidades) calcan sus personajes en la entrega anterior y la expectante presencia de Rade Serbedzija (En tierra de sangre y miel, Snatch. Cerdos y diamantes) se queda en una cosa más testimonial que destacable.

   Una secuela más, como hay tantas, en las que no es posible mejorar el producto original, pero que tampoco molesta al espectador y cumple su función de entretener durante los ajustados 95 minutos de metraje.

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