CRÍTICA REDENCIÓN (TYRANNOSAUR) (78%)

ESTRENO 23/03/2012

   Ópera prima del solvente intérprete Paddy Considine (El ultimátum de Bourne, En América, Cinderella man) que desarrolla un proyecto plasmado en su primer trabajo tras las cámaras (el multipremiado cortometraje Dog Altogether, 2007) demostrando la entereza y el pulso que ha aprendido tras varios años en el mundo del cine.      

   Redención (el título original Tyrannosaur es mucho menos directo y lógico) no es una película sencilla, desde el primer minuto de narración Considine demuestra que vamos a hacer con él un duro, emotivo, trágico y violento viaje por la vida de un perturbado hombre dolido por todas las tragedias que han rodeado su vida. Una complicada y difícil historia de amor sobre el perdón y la culpa.

   Considine dibuja los tres personajes protagonistas con una dureza inusitada, con un dolor y una contemplación que hace complicado pensar otra cosa que no sea que usa experiencias propias. Pero en ningún momento manipula al espectador, no juzga a los personajes, tan sólo se limita a narrar, de forma precisa y fría, los acontecimientos que suceden. Ayuda bastante a sumergirse en el lúgubre escenario la azulada y oscura fotografía que utiliza Erik Wilson (Submarine).

   Por supuesto que una historia con semejante fuerza y dolor no sería posible sin unos actores a la altura. Ahí Considine demuestra su valía como director ya que le entrega los protagonistas a tres brillantes actores que dan lo mejor de ellos en cada papel, pero que aquí especialmente, están fabulosos. Peter Mullan (en nuestras pantallas ahora mismo con War horse), Olivia Colman (La dama de hierro, Arma fatal) y la breve, pero brutal, actuación del siempre solvente Eddie Marsan (War horse, Sherlock Holmes) dotan a sus papeles de una dimensión y una calidad que exponencia la historia y el resultado final (Tres momentos maravillosos por como están interpretados y brutales por lo que muestras: la presentación del personaje de Mullan; la cara de Colman la primera vez que entra en la tienda Joseph (Mullan) e intenta hablar con él y ayudarle; y la escena posterior a que Marsan recoja a Hannah (Colman) del suelo borracha).

   El único problema que le veo a la película es el justito guion. Éste, obra también de Considine, se queda corto en el desarrollo de los personajes (la historia tiene unos primeros 40 minutos absolutamente hipnotizantes, pero se va desinflando lentamente) y por eso el pequeño giro final no es tan impactante como debería. Aun así se trata de una historia brutal, desgarradora y perfectamente contada que era lógico que baje de intensidad y no mantenga esa tensión y brutalidad iniciales.

   Una puñalada en el alma, desarrollada con valentía y solvencia, que hará que salgas de la sala soltando un suspiro de alivio. Una delicatesen interpretativa.

ISRAEL LÓPEZ

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